Arropadas por un equipo de profesionales de la organización contraparte en terreno, estas dos alumnas de la Universidad de Cádiz seleccionadas en el Programa de Voluntariado financiado por la Diputación de Cádiz y la Universidad de Cádiz, continúan sus labores de cooperación en los programas de salud y en otros a lo largo de diferentes puntos del país.
En el caso concreto de la doctora Lidia Iglesias Sigler, esta profesional sanitaria ha colaborado en consultas de atención primaria, específicamente en los programas de prevención y tratamiento de la desnutrición crónica infantil, donde atiende desde mujeres embarazadas, niños y a las propias madres. Estas familias reciben previo a la atención médica una consulta nutricional donde se realiza el pesaje y medición de los niños para evaluar su curva de crecimiento y se les asesora sobre las mejores fórmulas para la alimentación de los menores, facilitándoles vitaminas y diferentes compuestos nutricionales que les ayuden en su evolución.
Cabe recordar que en Guatemala el 49,8% de los niños sufre desnutrición crónica, esto es, 1 de cada 2, con mayor incidencia en las zonas rurales con población indígena de escasos recursos. Está así en las primeras posiciones en América Latina y es el sexto país en el mundo en cuanto a desnutrición infantil.
Por su parte, Celia de Marcos ha recorrido proyectos de diferente índole documentando todo el trabajo que se realiza en terreno mediante fotografías, entrevistas y vídeos, que posteriormente utiliza para componer noticias y piezas audiovisuales, para la difusión de los programas en los que interviene Fundación Esperanza.
En su recorrido, han pasado por su cámara muy diferentes situaciones: la atención médica arriba mencionada, tanto en clínicas como en consultorios temporales que se organizan para el acercamiento de la salud a las zonas más remotas – donde los usuarios no tienen medios para desplazarse hasta el centro-, así como en visitas domiciliarias en caso de que sea necesario.
Además, también se han visitado los proyectos de educación que abarcan formación para niños y jóvenes desde primaria hasta bachillerato y en especial, el área de salud, como el de Comunidad Esperanza en Cobán (Alta Verapaz), que dispone de unas instalaciones construidas gracias a la colaboración de la Diputación de Cádiz y la Fundación Esperanza y que atienden a cientos de familias en riesgo de exclusión cada año.
Por otro lado, en Tecpán Celia ha podido conocer también el proyecto de FUDI (Fundación para el Desarrollo Integral), una organización que trabaja en tres áreas: el emprendimiento de la mujer, IXOQUÍ (“mujer” en kaqchikuel), a través de la capacitación de estas en diferentes disciplinas como la artesanía, el tejido o la cocina con objetivo de poder ser autosuficientes; el desarrollo económico de la familia, UTZ SAMAJ (“buen trabajo”), donde mujeres y hombres aprenden a cultivar sus propios invernaderos para emprender sus propios negocios y satisfacer las necesidades alimentarias del hogar; y AQ´ON JAY (“casa de la salud”), a través de la cual se desarrolla un programa de salud global que incide mucho en la prevención de la desnutrición infantil a la vez que busca la mejora de las condiciones sanitarias generales gracias a su programa de educación y concienciación, y la mejora de las condiciones del hogar con estufas económicas (que evitan que las familias enfermen a causa de los humos en espacios cerrados), los ecofiltros (un sistema de purificación de agua en casa), y el desarrollo de pequeños gallineros y huertos caseros para la mejora de la alimentación.
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