En el marco del proyecto de colaboración entre Fundación Esperanza y el Ayuntamiento de Sevilla, se ha desarrollado una jornada técnica de formación y diagnóstico orientada a combatir las principales plagas y enfermedades que afectan a los cultivos hortícolas. Esta iniciativa, enmarcada en el compromiso de la Fundación con el desarrollo agrícola sostenible, ha contado con la participación activa de técnicos agrónomos de FUDI-Utz Samaj y pequeños y medianos productores de Chimaltenango, Guatemala.
La actividad, celebrada en una finca demostrativa, incluyó una sesión práctica titulada “Diagnóstico de plagas y enfermedades de importancia en hortalizas”, donde se hizo uso de equipamiento profesional de laboratorio para la detección temprana de patógenos y vectores. Este enfoque se fundamenta en la premisa de que una respuesta oportuna basada en datos técnicos puede evitar pérdidas económicas significativas en el sector agrícola.
La tecnología al servicio del campo se puso de manifiesto en que el equipo técnico empleó herramientas de alta precisión que permitieron realizar un análisis in situ de los cultivos como microscopios de laboratorio para observar esporas y estructuras reproductivas de hongos en tiempo real o estereoscopios capaces de detectar huevos, ninfas y pupas de insectos nocivos, con un nivel de detalle que facilita decisiones inmediatas de manejo.
Estos dispositivos, empleados habitualmente en laboratorios especializados, han sido trasladados a entornos rurales para mejorar la capacidad diagnóstica local.
Además del diagnóstico técnico, la jornada sirvió como espacio formativo para agricultores, quienes recibieron capacitación específica en el uso de kits de diagnóstico rápido directamente en el campo; lectura e interpretación de informes fitosanitarios con recomendaciones personalizadas y la aplicación del Manejo Integrado de Plagas (MIP), estrategia reconocida internacionalmente por su enfoque ecológico y sostenible.
Este modelo de intervención combina la asistencia técnica con la autonomía progresiva del agricultor, fortaleciendo el tejido agroproductivo frente a las amenazas sanitarias que afectan al cultivo y a la seguridad alimentaria.
Así, Fundación Esperanza, en coordinación con socios estratégicos como FUDI y Utz Samaj, refuerza con esta actividad su papel como agente dinamizador del conocimiento técnico en el mundo rural. Su intervención busca empoderar a las comunidades agrícolas no solo con herramientas, sino con capacidades que garanticen un desarrollo inclusivo y sostenible.
Este esfuerzo conjunto reafirma el compromiso institucional de utilizar la ciencia y la tecnología como herramientas fundamentales para erradicar la pobreza rural, mejorar la productividad de los cultivos y proteger el medio ambiente.